Vuelvo a casa entusiasmada tras un estupendo recital del percusionista Diego Casado, que tras sus estudios y premios en España y Europa está desarrollando la que espero que sea una estupenda carrera como intérprete.

Esta tarde nos ha ofrecido un retrato de la marimba como instrumento solista, mostrando tanto sus enormes posibilidades técnicas como las expresivas de colorido polifónico y cantabile. El programa ha estado dominado por varias piezas de J.S. Bach (la Chacona fue emocionante), y han sonado también Albéniz, Druckman y Marján.

El recital ha sido brillante por la frescura, carisma y sensibilidad de Casado y también por la cuidada selección de obras, algunas de las cuales hemos podido escuchar desde un nuevo punto de vista al no ser originales para marimba. En estos casos, la relación del intérprete con la obra y su concepto inevitablemente cambian al emplear otra forma de producción de sonido, y es siempre interesante ver cómo se gestiona este nuevo acercamiento a la composición. Como pianista he disfrutado especialmente con la construcción formal y la búsqueda de la continuidad de las líneas por parte de Casado. Además, ha compartido generosamente y de forma muy amena su vinculación personal con las obras y su proceso como intérprete. Al final ha confesado que se le había hecho corto el recital… y a nosotros también.

Aeterna Musica, hay que decirlo, cumple una función imprescindible en Madrid como escaparate de propuestas originales y de nuevos talentos, programando siempre con un mimo y calidad admirables.